Descienden los termómetros y llegan las enfermedades más frecuentes asociadas al invierno que afectan principalmente a las vías respiratorias como la gripe, bronquitis, faringitis y otras más graves como la neumonía.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo tanto, son más proclives a contraer enfermedades. Su sistema inmunológico NO es aún maduro como el de los adultos y poseen menor capacidad defensiva frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia. No podemos evitar el contagio de enfermedades porque es algo que no está en nuestras manos, pero sí podemos intentar disminuir las posibilidades de que enfermen.
¿POR QUÉ LOS NIÑOS ENFERMAN MÁS EN INVIERNO?
Se relaciona al frío con la mayoría de las enfermedades respiratorias, pero en realidad no es el frío en sí el culpable de que los niños enfermen. Antes de explicar cómo prevenir las enfermedades propias del invierno en los niños es interesante saber por qué hay un mayor riesgo de enfermar en esta época del año.
Los cilios (pequeñas vellosidades) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que tenemos en la nariz, pierden movilidad con el frío, lo que impide que controlen el paso de microorganismos que por tanto penetran más profundamente en el organismo. Tampoco pueden calentar el aire para que llegue a los pulmones a la temperatura adecuada.
¿CÓMO PREVENIR ENFERMEDADES EN LOS NIÑOS EN INVIERNO?
1. Garantiza una alimentación sana
Los alimentos que incluimos en la dieta influyen en el funcionamiento de nuestro organismo y, en especial, en el sistema inmunitario. En el caso de los pequeños, es importante asegurarse de que hagan 5 comidas al día, comenzando por un buen desayuno que les proporcione la energía que necesitarán a lo largo de la jornada.
La base fundamental de su dieta deben ser las verduras, las frutas, los lácteos, las legumbres, las carnes blancas y el pescado. Además, como las necesidades nutricionales de los niños son diferentes a las de los adultos ya que están en pleno crecimiento, debes asegurarte de que su dieta sea rica en minerales y vitaminas, sobre todo vitaminas C, B1, B6 y D.
2. Sigue el calendario de vacunación
En la actualidad existen enfermedades potencialmente graves como la rubeola, parotiditis, la poliomielitis, la tosferina y la difteria que se pueden prevenir si cumples el calendario de vacunación del niño. Básicamente, en el calendario de vacunación están recogidas todas las vacunas y las reactivaciones que se deben aplicar durante la infancia.
Ten presente que las vacunas activan la producción de determinados anticuerpos a edades específicas, por lo que no vacunar al niño o hacerlo fuera de la edad establecida puede implicar un aumento del riesgo de enfermar.
3. Cuida que el niño duerma lo suficiente
Dormir las horas necesarias no solo permite que el niño descanse y recupere fuerzas, sino que también mejora su capacidad de aprendizaje, de atención y fortalece el sistema inmunitario. Los adultos necesitamos dormir alrededor de 8 horas, pero los niños necesitan más tiempo para recuperarse y descansar. Por ejemplo, un niño de 2 a 4 años debe dormir alrededor de unas 11 horas, mientras que un pequeño de 8 o 9 años necesitará dormir entre 9 y 10 horas.
Medidas Generales a tomar en cuenta
- Ventilar a diario las habitaciones, al menos diez minutos al día.
- Evitar los ambientes con humo de cigarrillo.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura.
- Mantener la casa con un adecuado nivel de humedad, el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias (utilizar humidificadores).
- Abrigar lo justo: evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la intemperie. Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
- Hacer que el niño se lave las manos con frecuencia, especialmente antes de comer, al entrar a casa y si ha estado en contacto con otros niños.
- Incluir en la dieta infantil frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.
BOLETIN MENSUAL OCT. 2020: SALUD, SEGURIDAD E HIGIENE.